lunes, 16 de mayo de 2011

Alberto GIACOMETTI. 1901_1966. Un espacio para el trabajo.


Al cargar las últimas fotografías de nuestra anterior entrada, sobre la Bruder Klaus Kapelle, reparamos en que la textura interior de los muros de hormigón nos recordaba a otra que permanecía en nuestra memoria. Con el paso de los días, nos dimos cuenta de que lo que nos recordaba era la textura de las figuras de Giacometti. Del Giacometti de su última etapa, del Giacometti más maduro y, a nuestro modo de ver, el  Giacometti más verdadero.
Su obra " EL HOMBRE QUE CAMINA" siempre nos ha parecido extraordinaria y siempre la recordamos a través de la excelente fotografía de Henri Cartier-Bresson en la que vemos a la figura escultórica y a Gicometti como si del fotograma congelado de una película se tratase. Las dos figuras parecen caminar hacia un mismo punto de encuentro.


Fotografía de Henri Cartier-Bresson

Verdaderamente la escultura parece estar a medio camino de algún destino incierto.
El artista trata de expresar la soledad y la angustia de la propia existencia. Conoció a Jean Paul Sastre y compartía con él la idea de que la libertad del ser humano era como una condena: " no podemos escapar de la toma de decisiones ".
Existen muchas obras de Giacometti que muestran este aspecto áspero y que transmiten la sensación de una tremenda fragilidad.
La obra de este escultor es realmente compleja, pero hoy vamos a centrarnos en algo que, desde hace años, nos tiene fascinados sin saber muy bien el por qué.


   En un pequeño libro, que nos regalaron hace ya tiempo, aparecen unas fotografías del estudio de Giacometti; el caos y el desorden son evidentes y, sin embargo, la atmósfera que parece respirarse es tremendamente atractiva. Lo cierto es que al verlas, por alguna extraña razón, nos asalta el deseo de caminar por ese estudio, de percibir el olor del yeso y del barro, de percibir el olor de la leña quemada en la pequeña estufa. Sentimos la necesidad de recorrer con los dedos las heridas de las paredes, y siempre, con la irracional esperanza de impregnarnos 
del espíritu de Giacometti.


Fotografía de Ernest  Scheidegger



Giacometti se instala en 1926 en el estudio del número 46 de la calle Hippolyte-Maindron, en el barrio de  Montparnasse, el barrio de los artistas en París. No contaba con ningún confort y, sin embargo, permanece unido a este taller durante casi cuarenta años, hasta su muerte. A pesar del reconocimiento y el dinero, no lo abandonará más que para pasar pequeñas temporadas en Suiza, en su ciudad natal. Cuenta la leyenda que, 
durante esos casi cuarenta años, no cambió o movió prácticamente nada.
Su taller fue un centro artístico e intelectual durante una época en la que París era la capital cultural de Europa y un imán para muchos de los grandes artistas y escritores, como André Breton, Pablo Picasso, Jean-Paul Sartre, Paul Éluard, Antonin Artaud, y Samuel Beckett.


Fotografía de Daniel Frasnay

Fotografía de Daniel Frasnay

Fotografía de Daniel Frasnay
Fotografía de Daniel Frasnay


Resulta interesante pensar en por qué algunos espacios, como éste, parecen tener vida propia Las paredes se convierten en improvisados lienzos, y cualquier banco, mesa, repisa, o incluso el suelo, en un soporte expositivo de sus obras.  
Las  fotografías de Daniel Frasnay y Ernst Scheidegger son un gran reflejo de esto que estamos contando.


Fotografía de Ernest  Scheidegger

Fotografía de Ernest  Scheidegger

Fotografía de Ernest  Scheidegger

Fotografía de Ernest  Scheidegger


Estas imágenes tienen un sabor  nostálgico y en  todas parece existir un orden caótico. Es emocionante descubrir los bocetos y moldes de obras perfectamente reconocibles, que hoy en día sólo podemos ver en los museos.


Fotografía de Ernest  Scheidegger

Fotografía de Daniel Frasnay

Fotografía de Ernest  Scheidegger



Giacometti dominaba claramente la técnica del dibujo, de la pintura y de la escultura y lo que realmente le gustaba era ver el resultado de su trabajo creativo, pero no el  proceso de la realización y llega a decir: 
“La realización es sólo un trabajo material que, para mí, en todos los casos, no presenta ninguna dificultad. Es casi aburrido. Se tiene en la cabeza y se necesita verla realizada, pero la realización en sí misma es molesta. ¡Si se pudiera hacer realizar por otros sería todavía más satisfactorio! ”. 
Es por eso que hablaba de sus obras como de “proyecciones” que quería ver realizadas pero que no quería fabricar él mismo.
Su hermano Diego era quien le ayudaba con los vaciados de bronce    
y con las pátinas, así él contaba con más tiempo para seguir  estudiando al individuo en relación con el espacio.
Durante sus últimos veinte años se dedicó obsesivamente,
 una y otra vez, a los mismos cinco o seis temas: hombre que avanza, hombre que atraviesa un espacio, hombre que cree avanzar, hombre al que le invade la zozobra, hombre que ante la zozobra vuelve a intentar avanzar.



Fotografía de Ernest  Scheidegger


Fotografía de Ernest  Scheidegger


En las fotografías inferiores se ve el mágico momento en el que Giacometti trabaja en una de sus obras más emblemáticas " El hombre que camina ". Era un artista cuya dedicación al trabajo era absoluta y constante, ( nunca llegó a guardar las herramientas de trabajo ).


Fotografía de Ernest  Scheidegger

Fotografía de Ernest  Scheidegger


Fotografía de Ernest  Scheidegger



Para terminar os dejo con tres fragmentos que recogen la complejidad del pensamiento de Giacometti y que nos pueden ayudar a entender mejor el trasfondo de su obra y de su vida.

 una mañana, mientras paseaba, tuvo la impresión de que "no había relación entre las cosas, estaban separadas unas de otras por abismos de espacio sin fin. Miré mi habitación con terror y un escalofrío me recorrió la espalda"

“En la calle, en el café, las gentes me asombran y me atraen más que cualquier pintura o escultura. Un día huí del Louvre por no poder soportar más, no las obras, sino la verdad de los rostros. En todo momento, los hombres se juntan y se separan, y luego se aproximan para intentar reunirse de nuevo. Así, forman y transforman sin cesar vivas composiciones de increíble complejidad. La totalidad de esta vida es lo que quiero captar”.

”Antes creía ver a los personajes de tamaño natural. Cuanto más retrocedía para conservarlos enteros, más disminuían. Sólo desde 1946 comencé a percibir esa distancia que hace a los hombres reales y no el tamaño natural. Mi visión se hizo más amplia”. 


Si queréis descubrir más datos biográficos sobre Giacometti  os dejamos los siguientes enlaces:
http://es.wikipedia.org/wiki/Alberto_Giacometti
http://anacrespodeluna.blogspot.com/2010/04/yves-bonnefoy-introduccion-giacometti.html


También os dejamos el enlace de donde hemos bajado las fotografías de Ernest  Scheidegger :
http://www.craigkrullgallery.com/Scheidegger/index.html


La página de donde hemos bajado las fotografías de Daniel Frasnay es:
http://art.findartinfo.com/art.asp?i=3&p=306

En este otro enlace podéis ver un álbum de fotografías de Henri Cartier-Bresson:
http://photography-now.net/henri_cartier_bresson/portfolio1.html

2 comentarios:

  1. Maravillosa esta entrada sobre Giacometti. La he disfrutado mucho y comparto ese deseo de colarme en el espacio del artista. Mi padre, escultor también de caótico orden en su abarrotado estudio, siempre pone el de Giacometti como excusa, modelo y refercia, para desesperación de los que, cautamente, le proponemos una sesión de orden y limpieza. No hay manera.
    Un saludo y enhorabuena!!

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  2. Espectacular entrada, muchas gracias.

    Respecto a Giacometti, algún comentario adicional en:

    http://redescubrirelarte.blogspot.com/2011/08/alberto-giacometti-el-hombre-caminando.html

    Por otra parte, a quien le pueda interesar: Una línea de ensayos. - Hay libros que merece la pena leer, aunque sólo sea por una frase.

    http://josearnedo.blogspot.com/

    Un saludo.

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