Hoy nos acercamos hasta un rincón de la bella Irlanda, concretamente hasta las orillas de un estuario situado al suroeste de Cork, en Skibbereen. En este hermoso paisaje nos encontramos con una de esas arquitecturas que tanto nos gustan, que parecen haber brotado por sí mismas y que dan la sensación de haber estado ahí desde siempre.
Se trata de un edificio auxiliar de una casa de vacaciones y surge de la necesidad de dotar de un lugar de amarre a los botes de recreo. Esto sirve de pretexto al autor del proyecto para ir más allá y convertir el cobertizo para botes en un espacio para contemplar, a cobijo de las cambiantes condiciones climatológicas de la zona, el espectacular paisaje del estuario y pasar la mañana o la tarde leyendo un buen libro o de tertulia con unos amigos.
LAS FOTOGRAFÍAS HAN SIDO BAJADAS DE LA WEB DEL ARQUITECTO:
Con una sencilla cubierta a dos aguas la construcción, desde la lejanía, parece una más entre las de la vecindad; sin embargo, al dedicarle una mirada más atenta, descubrimos una edificación con personalidad propia. Elevada sobre un plinto de piedra y revestida de madera de cedro, la simplicidad parece el gran objetivo y el cuidado de los detalles y el buen uso de los materiales hace de esta edificación otro buen ejemplo de arquitectura silenciosa.
En el exterior, la cubierta parece flotar sobre el cerramiento acristalado, que aparece y desaparece tras las celosías de madera. Nos resulta muy hermoso el balcón lateral volado sobre el agua, que nos invita a pasar una buena tarde de lectura. En el interior, el espacio sólo se encuentra interrumpido por un pequeño núcleo de servicios que aloja una minicocina, un aseo/ducha y una gran estantería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario